Guardianas de la memoria

Nosotras no conocimos a nuestra abuela Dolores, pero nuestros padres nos han contado que cuando fusilaron al abuelo ella se quedó en una situación muy precaria con dos niños pequeños. Los curas querían llevárselos y ella no lo permitía: "Antes analfabetos que con los curas", decía. Mi padre con seis años se tuvo que hacer pastor y lo criaron las tías. Él hablaba de su padre con rabia e impotencia. Siempre supimos que el abuelo estaba aquí en Paterna y en cierta manera estaba presente en nuestra vida. A partir de una foto, mi padre hizo un busto del abuelo, que siempre estuvo en un sitio de honor en el comedor de casa. 

En 1969 se exhumó la fosa en la que estaba mi abuelo porque querían hacer aquí un monumento. Así que los sacaron de cualquier manera y de cualquier manera los metieron en tres nichos. Mi padre tenía tres fotos de esa exhumación que llevaba siempre en la cartera junto a un papelito con los nombres de todos los que estaban ahí metidos, cada vez que se el papelito se deterioraba me pedía que se lo volviera a mecanografiar.

Hace tres años hubo una reunión convocada por al Ayuntamiento de Manises sobre el tema de las fosas y la posibilidad de exhumarlos y enterrarlos dignamente. Luego mi prima y yo entramos en contacto con la Plataforma de Familiares de las Fosas de Paterna y hasta fuimos a Madrid y Bruselas a pedir al Parlamento Europeo  que interviniera para hacer cumplir la ley de Memoria Histórica.

Pedimos el sumarísimo al Ministerio de Defensa, que era de risa si no fuera tan trágico y el sumario de Responsabilidades Políticas al archivo de Villar del Arzobispo. Allí vimos que se hizo un seguimiento a la familia hasta el año 1947. Cada año un informe del cura, de la Guardia Civil y del alcalde, incluso cuando se vinieron a vivir a Manises venía aquí la Guardia Civil. Hasta entonces todo lo que habíamos oído era rumorología, pero con estos documentos nos dimos cuenta de lo terrorífico de tantos años de represión.